Documenta Catholica Omnia
Non nobis, Domine, non nobis, sed nomini tuo da gloriam


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Juan de la Cruz (1542-1591)    Avisos

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Avisos a un Religioso para Alcanzar la Perfecion

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Avisos copiados por Magdalena del Espiritu Santo

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Avisos por la Madre Maria de Jesus

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Avisos procedentes de Antequera

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Avisos recogidos por la edicion de Gerona

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Cantico Espiritual A

§ 0

Por qué, pues has llagado

§ 0

9. ¿Por qué pues has llagado aqueste corazón, no le sanaste? Y, pues me le has robado, ¿por qué así le dejaste, y no tomas el robo que robaste?

§ 0

9. ¿Por qué pues has llagado aqueste corazón, no le sanaste? Y, pues me le has robado, ¿por qué así le dejaste, y no tomas el robo que robaste?

§ 9

¿Por qué, pues has llagado aqueste corazón, no le sanaste? Y, pues me le has robado, ¿por qué así le dejaste, y no tomas el robo que robaste?

§ 9

¿Por qué, pues has llagado aqueste corazón, no le sanaste? Y, pues me le has robado, ¿por qué así le dejaste, y no tomas el robo que robaste?

§ 9.1

¿Por qué, pues has llagado aqueste corazón, no le sanaste?

§ 9.2

Y por eso dice: ¿Por qué, pues has llagado aqueste corazón, no le sanaste? Como si dijera: ¿por qué, pues le has herido hasta llagarle, no le sanas, acabándole de matar de amor? Pues eres tú la causa de la llaga en dolencia de amor, sé tú la causa de la salud en muerte de amor; porque, de esta manera, el corazón que está llagado con el dolor de tu ausencia, sanará con el deleite y gloria de tu dulce presencia.

§ 9.2

Y por eso dice: ¿Por qué, pues has llagado aqueste corazón, no le sanaste? Como si dijera: ¿por qué, pues le has herido hasta llagarle, no le sanas, acabándole de matar de amor? Pues eres tú la causa de la llaga en dolencia de amor, sé tú la causa de la salud en muerte de amor; porque, de esta manera, el corazón que está llagado con el dolor de tu ausencia, sanará con el deleite y gloria de tu dulce presencia.

§ 9.2

Y, pues me le has robado ¿por qué así le dejaste?

§ 11.1

Y dícele con gran deseo: ¡Oh fe de mi Esposo Cristo, si las verdades que has infundido de mi Amado en mi alma con oscuridad y tiniebla las manifestases ya con claridad, de manera que lo que contienes en fe, que son noticias informes, las mostrases y descubrieses, apartándote de ellas, formada y acabadamente de repente, volviéndolo en manifestación de gloria! Dice, pues, el verso:

§ 23.5

Y así lo da a entender Dios hablando con su amigo Jacob por Isaías (Is 43, 4), diciendo: Ex quo honorabilis factus es in oculis meis, et gloriosus, ego dilexi te, que quiere decir: Después que en mis ojos eres hecho honrado y glorioso, yo te he amado; lo cual es tanto como decir: después que mis ojos te dieron gracia mirándote la primera vez, por la cual te hiciste honrado y glorioso en mi presencia, has merecido más gracia de mercedes mías.

§ 30.5

Y así es como si dijera: mas antes conviértete adentro, Carillo, enamorándote de las compañas de las virtudes y perfecciones que has puesto en mi alma, para que, enamorado de ella en ellas, en ella te escondas y te detengas; pues que es verdad que aunque son tuyas, ya, por habérselas tú dado, también son suyas,

§ 36.4

Y cómo esto sea, no hay más saber ni poder para decir, sino dar a entender cómo el Hijo de Dios nos alcanzó este alto estado y nos mereció este alto puesto, como dice san Juan (Jn 1, 12), de poder ser hijos de Dios, y así lo pidió al Padre por el mismo san Juan (Jn 17, 24), diciendo: Pater, volo ut quos dedisti mihi, ut ubi sum ego, et illi sint mecum; ut videant claritatem meam quam dedisti mihi, que quiere decir: Padre, quiero que los que me has dado, que donde yo estoy también ellos estén conmigo, para que vean la claridad que me diste, es a saber: que hagan por participación en nosotros la misma obra que yo por naturaleza, que es aspirar el Espíritu Santo.

§ 36.4

Y yo la claridad que me has dado, he dado a ellos, para que sean una misma cosa, como nosotros somos una misma cosa, yo en ellos y tú en mí, porque sean perfectos en uno; porque conozca el mundo que tú me enviaste y los amaste como me amaste a mí, que es comunicándoles el mismo amor que al Hijo, aunque no naturalmente como al Hijo, sino, como habemos dicho, por unidad y transformación de amor.

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Cantico espiritual B

§ 0

Canción 9 - Por qué, pues has llagado

§ 0

9 ¿Por qué, pues has llagado aqueste corazón, no le sanaste? Y, pues me le has robado, ¿por qué así le dejaste, y no tomas el robo que robaste?

§ 0

9 ¿Por qué, pues has llagado aqueste corazón, no le sanaste? Y, pues me le has robado, ¿por qué así le dejaste, y no tomas el robo que robaste?

§ 1.12

Que, pues es Dios inaccesible y escondido, como también habemos dicho, aunque más te parezca que le hallas y le sientes y le entiendes, siempre le has de tener por escondido y le has de servir escondido en escondido.

§ 1.12

Que, pues es Dios inaccesible y escondido, como también habemos dicho, aunque más te parezca que le hallas y le sientes y le entiendes, siempre le has de tener por escondido y le has de servir escondido en escondido.

§ 1.12

Así, llegando cerca de él, por fuerza has de sentir tinieblas en la flaqueza de tu ojo.

§ 9.1

¿Por qué, pues has llagado aqueste corazón, no le sanaste? Y, pues me le has robado, ¿por qué así le dejaste, y no tomas el robo que robaste?

§ 9.1

¿Por qué, pues has llagado aqueste corazón, no le sanaste? Y, pues me le has robado, ¿por qué así le dejaste, y no tomas el robo que robaste?

§ 9.2

¿Por qué, pues has llagado aqueste corazón, no le sanaste?

§ 9.3

Y por eso dice: ¿Por qué, pues has llagado aqueste corazón, no le sanaste? Como si dijera: ¿por qué, pues le has herido hasta llagarle, no le sanas, acabándole de matar de amor? Pues eres tú la causa de la llaga en dolencia de amor, sé tú la causa de la salud en muerte de amor; porque, de esta manera, el corazón que está llagado con el dolor de tu ausencia, sanará con el deleite y gloria de tu dulce presencia.

§ 9.3

Y por eso dice: ¿Por qué, pues has llagado aqueste corazón, no le sanaste? Como si dijera: ¿por qué, pues le has herido hasta llagarle, no le sanas, acabándole de matar de amor? Pues eres tú la causa de la llaga en dolencia de amor, sé tú la causa de la salud en muerte de amor; porque, de esta manera, el corazón que está llagado con el dolor de tu ausencia, sanará con el deleite y gloria de tu dulce presencia.

§ 9.3

Y pues me le has robado, ¿por qué así le dejaste?

§ 12.2

Y con el deseo en que arde, le dice lo siguiente, que es el sentido de la canción: ¡Oh fe de mi Esposo Cristo, si las verdades que has infundido de mi Amado en mi alma, encubiertas con oscuridad y tiniebla (porque la fe, como dicen los teólogos, es hábito oscuro), las manifestases ya con claridad, de manera que lo que me comunicas en noticias informes y oscuras, lo mostrases y descubrieses en un momento, apartándote de esas verdades (porque la fe es cubierta y velo de las verdades de Dios) formada y acabadamente, volviéndolas en manifestación de gloria! Dice, pues, el verso:

§ 18.6

Y así, es como si dijera: mas antes conviértete, Amado, a lo interior de mi alma, enamorándote del acompañamiento de riquezas que has puesto en ella, para que, enamorado de ella en ellas, te escondas en ella y te detengas, pues que es verdad que, aunque son tuyas, ya por habérselas tú dado, también son

§ 24.1

Por lo cual con verdad se podrá decir que esta alma está aquí vestida de Dios y bañada en divinidad; y no como por cima, sino que en los interiores de su espíritu, estando revertida en deleites divinos, con hartura de aguas espirituales de vida, experimenta lo que David dice (Sal. 35, 9­10) de los que así están allegados a Dios, es a saber: Embriagarse han de la grosura de tu casa, y con el torrente de tu deleite darles has a beber; porque cerca de ti está le fuente de vida. ¡Qué hartura será, pues, ésta del alma en su ser, pues la bebida que le dan no es menos que un torrente de deleite! El cual torrente es el Espíritu Santo, porque, como dice san Juan (Ap. 22, 1), él es el río resplandeciente de agua viva que nace de la silla de Dios y del Cordero, cuyas aguas, por ser ellas amor íntimo de Dios, íntimamente infunden al alma y le dan a beber este torrente de amor, que, como decimos, es el Espíritu de su Esposo que se le infunde en esta unión; y por eso ella, con grande abundancia de amor, canta esta canción:

§ 31.7

Porque así lo da Dios a entender, hablando con su amigo Jacob por Isaías (43, 4), diciendo: Después que en mis ojos eres hecho honrado y glorioso, yo te he amado; lo cual es tanto como decir: después que mis ojos te dieron gracia por su vista, por la cual te hiciste glorioso y digno de honra en mi presencia, has merecido más gracia de mercedes mías.

§ 37.5

Y cómo esto sea, no hay más saber ni poder para decirlo, sino dar a entender cómo el Hijo de Dios nos alcanzó este alto estado y nos mereció este subido puesto de poder ser hijos de Dios, como dice san Juan (1, 12); y así lo pidió al Padre por el mismo san Juan (17, 24), diciendo: Padre, quiero que los que me has dado, que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean la claridad que me diste; es a saber: que hagan por participación en nosotros la misma obra que yo por naturaleza, que es aspirar el Espíritu Santo.

§ 37.5

Y yo la claridad que me has dado, he dado a ellos para que sean una misma cosa, como nosotros somos una misma cosa, yo en ellos y tú en mí; porque sean perfectos en uno, porque conozca el mundo que tú me enviaste y los amaste como me amaste a mí, que es comunicándoles el mismo amor que al Hijo, aunque no naturalmente como al Hijo, sino, como habemos dicho, por unidad y transformación de amor.

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Cantico espiritual CA

§ 9.

9. ¿Por qué, pues has llagado aqueste corazón, no le sanaste? Y, pues me le has robado, ¿por qué así le dejaste, y no tomas el robo que robaste?

§ 9.

9. ¿Por qué, pues has llagado aqueste corazón, no le sanaste? Y, pues me le has robado, ¿por qué así le dejaste, y no tomas el robo que robaste?

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Cautelas

§ 4.

Para librarte perfectamente del daño que te puede hacer el mundo, has de usar de tres cautelas.

§ 10.

Para lo cual has de advertir que, entre las muchas astucias de que el demonio usa para engañar a los espírituales, la más ordinaria es engañarlos debajo de especie de bien y no debajo de especie de mal; porque sabe que el mal conocido apenas lo tomarán.

§ 10.

Y así siempre te has de recelar de lo que parece bueno, mayormente cuando no interviene obediencia.

§ 15.

La primera cautela sea que entiendas que no has venido al convento sino a que todos te labren y ejerciten.

§ 15.

Y así, para librarte de todas las turbaciones e imperfecciones se te pueden ofrecer acerca de las condiciones y trato de los religiosos y sacar provecho de todo acaecimiento, conviene que pienses que todos son oficiales que están en el convento para ejercitarte, como a la ver dad lo son, y que unos te han de labrar de palabra, otros de obra, otros de pensamientos contra ti, y que en todo esto tú has de estar sujeto, como la imagen lo está ya al que la labra, ya al que la pinta, ya al que la dora.

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Dichos de luz y amor

§ 52.

Si quieres venir al santo recogimiento, no has de venir admitiendo sino negando.

§ 74.

74. ¿Cómo te atreves a holgarte tan sin temor, pues has de parecer delante de Dios a dar cuenta de la menor palabra y pensamiento?

§ 76.

No te alegres vanamente, pues sabes cuántos pecados has hecho y no sabes cómo está Dios contigo, sino teme con confianza.

§ 79.

Si deseas hallar la paz y consuelo de tu alma y servir a Dios de veras, no te contentes con eso que has dejado, porque por ventura te estás, en lo que de nuevo andas, tan impedido o más que antes; las deja todas esotras cosas que te quedan y apártate a una sola que lo trae todo consigo, que es la soledad santa, acompañada con oración y santa y divina lección, y allí persevera en olvido de todas las cosas; que, si de obligación no te incumben, más agradarás a Dios en saberte guardar y perfeccionar a ti mismo que en granjearlas todas juntas; porque ¿qué le aprovecha al hombre ganar todo el mundo si deja perder su alma? (Mt 16, 26).

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Epistolario

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Grados de Perfecciòn

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    La Subida del Monte Carmelo

§ 0

has de ir por donde no gustas.

§ 0

has de ir por donde no sabes.

§ 0

has de ir por donde no posees.

§ 0

has de ir por donde no eres.

§ 0

has de dejarte del todo en todo,

§ 0

has de tenerlo sin nada querer.

§ 1.9.5

Y entonces dijo Dios a Ezequiel: Hijo del hombre, ¿de veras no has visto las abominaciones que hacen éstos, cada uno en lo secreto de su retrete? (3, 12).

§ 1.13.11

Para venir a lo que no gustas, has de ir por donde no gustas.

§ 1.13.11

Para venir a lo que no sabes, has de ir por donde no sabes.

§ 1.13.11

Para venir a lo que no posees, has de ir por donde no posees.

§ 1.13.11

Para venir a lo que no eres, has de ir por donde no eres.

§ 1.13.12

Porque para venir del todo al todo has de negarte del todo en todo.

§ 1.13.12

Y cuando lo vengas del todo a tener, has de tenerlo sin nada querer.

§ 2.7.11

Cuanto a lo segundo, cierto está que al punto de la muerte quedó también aniquilado en el alma sin consuelo y alivio alguno, dejándole el Padre así en íntima sequedad, según la parte inferior; por lo cual fue necesitado a clamar diciendo: ¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has desamparado? (Mt. 27, 46).

§ 2.19.7

Y eslo tanto, que aun el mismo Jeremías, con ser profeta de Dios, viendo los conceptos de las palabras de Dios tan diferentes del común sentido de los hombres, parece que también alucina él en ellos y que vuelve por el pueblo diciendo (4, 10): Heu, heu, heu, Domine Deus, ergone decepisti populum istum et Ierusalem, dicens: Pax erit vobis, et ecce pervenit gladius usque ad animam?; que quiere decir: ¡Ay, ay, ay, Señor Dios!, ¿por ventura has engañado a este pueblo y a Jerusalén, diciendo: Paz vendrá sobre vosotros, y ves aquí ha venido cuchillo hasta el ánima? Y era que la paz que les prometía Dios era la que había de haber entre Dios y el hombre por medio del Mesías que les había de enviar, y ellos entendían de la paz temporal.

§ 2.19.9

Y aún al tiempo que se iba al cielo, todavía estaban algunos en aquella rudeza, y le preguntaron (Act. 1, 6), diciendo: Domine, si in tempore hoc restitues regnum Israel?, esto es: Señor, haznos saber si has de restituir en este tiempo al Reino de Israel.

§ 2.19.12

Porque Dios siempre habla en sus palabras el sentido más principal y provechoso), y el hombre puede entender a su modo y a su propósito el menos principal, y así, quedar engañado; como lo vemos en aquella profecía que de Cristo dice David en el segundo salmo (v. 9), diciendo: Reges eos in virga ferrea, et tamquam vas figuli confringes eos, esto es: Regirás todas las gentes con vara de hierro, y desmenuzarlas has como a un vaso de barro.

§ 2.21.6

En el primer libro de los Reyes (28, 6­15) se dice que, pidiendo el rey Saúl que le hablase el profeta Samuel que era ya muerto, le apareció el dicho profeta; y con todo eso, se enojó Dios, porque luego le reprehendió Samuel por haberse puesto en tal cosa, diciendo: Quare inquietasti me, ut suscitarer?; esto es: ¿Por qué me has inquietado en hacerme resucitar?

§ 2.21.12

Tanto, que, aunque sean muy persuadidos que no lo es, no hay remedio de desengañarse, por cuanto tienen ya por permisión de Dios, ingerido el espíritu de entender al revés; cual leemos (3 Re. 22, 22) haber acaecido a los profetas del rey Acab, dejándoles Dios engañar con el espíritu de mentira, dando licencia al demonio para ello, diciendo: Decipies, et praevalebis; egredere, et fac ita; que quiere decir: Prevalecerás con tu mentira y engañarlos has; sal y (hazlo) así.

§ 3.16.6

Donde has de advertir que dondequiera que fuere una pasión de éstas, irá también toda el alma y la voluntad y las demás potencias, y vivirán todas cautivas en la tal pasión, y las demás tres pasiones en aquélla estarán vivas para afligir al alma con sus prisiones y no la dejar volar a la libertad y descanso de la dulce contemplación y unión.

§ 3.44.2

Porque así leemos (2 Par. 1, 11­12) que, porque Salomón acertó a pedir a Dios una cosa que le dio gusto, que era sabiduría para acertar a regir justamente a su pueblo, le respondió Dios diciendo: Porque te agradó más que otra cosa alguna la sabiduría, y ni pediste la victoria con muerte de tus enemigos, ni riqueza, ni larga vida, yo te doy no sólo la sabiduría que pides para regir justamente mi pueblo, mas aun lo que no me has pedido te daré, que es riquezas, y sustancia, y gloria, de manera que antes ni después de ti haya rey a ti semejante.

§ 3.45.3

Y por David (Sal. 49, 16­17) dice el Espíritu Santo: Al pecador dijo Dios: ¿Por qué platicas tú mis justicias y tomas mi ley con tu boca, y tú has aborrecido la disciplina y echado mis palabras a las espaldas? En lo cual se da a entender que tampoco les dará espíritu para que hagan fruto.

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Llama de Amor Viva A

§ 1

2. ¡Oh cauterio suave! ¡Oh regalada llaga! ¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado, que a vida eterna sabe y toda deuda paga! Matando, muerte en vida las has trocado.

§ 1.1.17

Y en la sustancia del alma padece profunda pobreza y desamparo, seca y fría y a veces caliente, no hallando en nada alivio, ni aun pensamiento que la consuele, ni poder levantar el corazón a Dios, habiéndosele puesto esta llama tan esquivamente como dice Job (30, 21) que en este ejercicio hizo Dios con él, diciendo: Mudádoteme has en cruel.

§ 2

¡Oh cauterio suave! ¡Oh regalada llaga! ¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado, que a vida eterna sabe, y toda deuda paga! Matando, muerte en vida la has trocado.

§ 2.1.1

Y aunque aquí nombra los tres, por causa de las propiedades de los efectos, sólo con una habla, diciendo: En vida la has trocado, porque todos ellos obran en uno, y todo lo atribuye a uno, y todo a todos.

§ 2.1.23

Y así, a estos que querrían pasar más adelante, no pudiendo sufrir lo que es menos ni sujetarse a ellos, se les puede responder lo que dice Jeremías (12, 5), diciendo: Si, corriendo tú con los que iban a pie, trabajaste, ¿cómo podrás atener con los caballos? Y, como hayas tenido quietud en la tierra de paz, ¿qué harás en la soberbia del Jordán? Lo cual es como si dijera: Si con los trabajos que a pie llano, ordinaria y sumamente acaecen a todos los vivientes, tenías tú tan corto paso que corrías y lo tuviste por trabajo, ¿cómo podrás igualar con el paso de caballo, que es ya de salir de ordinarios trabajos y comunes a otros de mayor fuerza y ligereza? Y si tú no has querido armar guerra contra la paz y gusto de tu tierra, que es tu sensualidad sino que te quieres estar quieto y consolado en ella, ¿qué harás en la soberbia del Jordán; esto es, cómo llevarías las impetuosas aguas de tribulaciones y trabajos del espíritu, que son de más adentro?

§ 2.1.27

Matando, muerte en vida la has trocado.

§ 2.1.30

Y de esta manera: matando, muerte en vida la has trocado.

§ 3.1.50

Porque ¿en qué para, te ruego, la imagen si siempre has de ejercitar en ella no más que el martillar y desbastar, que en el alma es el ejercicio de las potencias? ¿Cuándo se ha de acabar esta imagen? ¿cuándo o cómo se ha de dejar a que la pinte Dios? ¿Es posible que tú tienes todos estos oficios y que te tienes por tan consumado, que nunca esa alma habrá menester más que a ti?

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Llama de Amor Viva B

§ 0

2. ¡Oh cauterio suave! ¡Oh regalada llaga! ¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado, que a vida eterna sabe y toda deuda paga! Matando, muerte en vida las has trocado.

§ 0

Y en la sustancia del alma padece desamparo y suma pobreza, seca y fría y a veces caliente, no hallando en nada alivio, ni un pensamiento que la consuele, ni aun poder levantar el corazón a Dios, habiéndosele puesto esta llama tan esquiva, como dice Job (30, 21) que en este ejercicio hizo Dios con él, diciendo: Mudádoteme has en cruel.

§ 0

¡Oh cauterio suave! ¡Oh regalada llaga! ¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado, que a vida eterna sabe, y toda deuda paga! Matando, muerte en vida la has trocado.

§ 0

Y aunque aquí nombra las tres, por causa de las propiedades de los efectos, sólo con uno habla, diciendo: En vida la has trocado, porque todos ellos obran en uno, y así todo lo atribuye a uno, y todo a todos.

§ 0

Puédese responder a éstos aquello de Jeremías (12, 5), que dice: Si corriendo tú con los que iban a pie, trabajaste, ¿cómo podrías atener con los caballos? Y, como hayas tenido quietud en la tierra de paz, ¿qué harás en la soberbia del Jordán? Lo cual es como si dijera: Si con los trabajos que a pie llano, ordinaria y humanamente acaecen a todos los vivientes, por tener tú tan corto paso, tenías tú tanto trabajo, que te parecía que corrías, ¿cómo podrías igualar con el paso de caballo, que es ya trabajos más que ordinarios y comunes, para que se requiere mayor fuerza y ligereza que de hombre? Y si tú no has querido dejar de conservar la paz y gusto de tu tierra, que es tu sensualidad, no queriendo armar guerra ni contradecirla en alguna cosa, ¿cómo querías entrar en las impetuosas aguas de tribulaciones y trabajos del espíritu, que son de más adentro?

§ 0

Matando, muerte en vida la has trocado.

§ 0

Y por eso, hablando ella en sí, dice bien en el verso: Matando, muerte en vida la has trocado.

§ 0

Porque ¿en qué parará, ruégote, la imagen si siempre has de ejercitar en ella no más que el martillar y desbastar, que en el alma es el ejercicio de las potencias? ¿cuándo se ha de acabar esta imagen? ¿cuándo o cómo se ha de dejar a que la pinte Dios? ¿Es posible que tú tienes todos estos oficios, y que te tienes por tan consumado, que nunca esa alma habrá nenester a más que a ti?

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Noche Oscura

§ 2.5.5

Lo cual es de tanto sentimiento y pena para el alma, porque le parece aquí que la ha Dios arrojado, que uno de los mayores trabajos que sentía Job (7, 20) cuando Dios le tenía en este ejercicio, era éste, diciendo: ¿Por qué me has puesto contrario a ti, y soy grave y pesado para mí mismo? Porque viendo el alma claramente aquí por medio de esta pura luz, aunque a oscuras, su impureza, conoce claro que no es digna de Dios ni de criatura alguna.

§ 2.16.13

Porque de los tales se entiende lo que también David dice en otro salmo (30, 21), diciendo: Esconderlos has en el escondrijo de tu rostro de la turbación de los hombres; ampararlos has en tu tabernáculo de la contradicción de las lenguas, en lo cual se entiende toda manera de amparo.

§ 2.16.13

Porque de los tales se entiende lo que también David dice en otro salmo (30, 21), diciendo: Esconderlos has en el escondrijo de tu rostro de la turbación de los hombres; ampararlos has en tu tabernáculo de la contradicción de las lenguas, en lo cual se entiende toda manera de amparo.

§ 2.17.8

Por lo cual, en el libro de Job (37, 16) se dicen, encareciendo este negocio, estas palabras: ¿Por ventura, dice, has tú conocido las sendas de las nubes grandes o las perfectas ciencias?; entendiendo por esto las vías y caminos por donde Dios va engrandeciendo a las almas y perfeccionándolas en su sabiduría, las cuales son aquí entendidas por las nubes.

§ 2.21.4

Que es como decir: Si te quieres, alma, unir y desposar conmigo, has de venir interiormente vestida de fe.

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Otras del mismo a lo divino

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Que va por super flumina



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haría
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